Il Mirto

Si hay una región italiana que lo conoce bien, esa es Cerdeña, donde en sus costas soleadas y ventiladas crece espontáneo. Los griegos y los romanos conocían las propiedades medicinales de este fruto salvaje con el que elaboraban aceites, pócimas, extractos y pomadas para curar la úlcera y algunas enfermedades del aparato respiratorio. En la Edad Media, de sus flores se extrajo un perfume: 'Acqua degli angeli' utilizado también como tinte. Es en el siglo XIX cuando se empezó a producir el licor mediante una infusión hidroalcohólica en frío con las bayas (para il Mirto Rosso); y con las hojas para el Mirto Bianco. El fruto del mirto madura hacia finales de noviembre, después de la recolección a mano, selección y limpieza, ya en la destilería se macera en silos de acero. Después de seis meses se separa la parte sólida de la líquida. Ésta se disuelve en agua y se dulcifica con miel o azúcar sin añadir ninguna clase de aromas ni colorantes. Después de dejar madurar, se filtra y se embotella.
Es un producto absolutamente natural y genuino. Las bayas confieren al Mirto Rosso un color rojo rubí y un gusto particular. El perfume delicado y fino del Mirto Bianco se lo deben a sus hojas primaverales. En Cerdeña podemos oír llamarlo: murtizzu, mulsta, multa, murta, murtin, muta… Es óptimo después de la comida. Su máxima expresión bebido muy frío.