Es una máscara nacida en Nápoles, durante la segunda mitad del 500, cuando aparece el fonómeno de la comedia del arte. La da vida el actor Silvio Fiorillo aunque su origen, se sitúa, en siglo V a. c., recuerda a las máscaras de Maccus Atellano.
De sus antepasados latinos ha heredado la joroba, la nariz puntiaguda y el porte gofo, popular y grotesco. Pulcinella viste un blusón grande y blanco, pantalones anchos y blancos, una cinta negra a la cintura, una gran tripa, zapatones negros, una capucha blanca a la cabeza y una máscara en la cara, que deja la boca descubierta, con nariz curva, arrugas en la frente que le da una expresión inquietante. Esta figura es la de un criado astuto y vago, con voz estridente y aguda, anda torpemente, gesticula en modo excesivo, teatral (cuando muestra su alegría, salta, baila, canta, grita) vive al día, haciendo uso de su astucia, dando vueltas por las calles, barrios, adecuándose a cualquier situación que precisa (puede ser un hambriento, un rico prepotente, un charlatán). Es espontáneo, simple, simpático, divertido, parlanchín, aventurero, generoso, melancólico, incrédulo, luchador y despechado ...
El personaje de Pulcinella tiene un significado no sólo histórico, artístico y cultural, sino, sobre todo, social, o mejor dicho, de denuncia social.
Metafóricamente, la máscara significa la plebe napolitana que cansada de los abusos y las humillaciones recibidos por la clase alta, se rebela. Con su ironía y su fuerza se burla del poder potenciando su voluntad de vivir y superar los obstáculos.
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