Este queso hecho con leche de oveja pasteurizada ha conseguido premios internacionales (World Chease) en los concursos de quesos por su perfume, sabor y elaboración: En 2016-17 el Bronce en Donosti, en 2017-18 el Oro en Londres, en 2018-19 el Oro en Berguen Noruego, en 2019-20 el Oro en Bergamo. Este año, en noviembre, se hará en Oviedo
Su producción rescata antiguas técnicas: Se sala en seco, se unta, cada día, con aceite bruto de lino (planta muy común en la zona plantada a las orillas de las charcas abrevaderos) para mantener la piel mórbida y así poderse curar de modo uniforme y se custodia durante largo tiempo en cajas de madera de haya virgen que permiten mantener la textura y que donan aromas a este queso único. Este queso es fruto de la manualidad, de las manos talentosas y de la sabiduría del hombre.
El color de su piel recuerda a la tierra quemada, su interior es de una pasta blanca, lisa y sedosa.
Es natural sin conservantes, ni colorantes y ni anti mohos.
Se conserva a menos de 8ºC.
Se produce en un lugar mágico, Gambettola, provincia de Forlì-Cesena (Emilia Romagna) donde las mejores materias primas, la calidad de sus maravillosos productos, el respeto por la tierra, la recuperación de la tradición, la mirada a la innovación y el amor y la pasión por el trabajo se transforman en verdaderas obras de arte.
“El queso es un producto vivo, que respira, va mimado y masajeado todos los días y tan sólo con cogerlo en la mano se consigue entender la evolución y el camino que está haciendo. El ojo y el tacto experto son las únicas herramientas posibles para hacer que la curación sea perfecta”. Paolo Farabegoli