Il tarallo (El tarallo)

Puede que el vocablo descienda del greco “doratos”. Los panaderos a los recortes de la masa con la que formaban el pan,   les añadían manteca y bastante pimienta así formaban cordones que cortaban y enroscaban para después hornearlos junto al pan; así nace el tarallo. A principios del ochocientos se enriqueció añadiéndole almendras: toda una “golosina” napolitana. Se vendían ambulantemente por las calles. El “tarallaro” con su cesta, al hombro, tapada con una manta para mantenerlos calientes, recorría la ciudad. En las tabernas se comían mojados con vino.

Los taralli puglieses se han difundido más y antes que los napolitanos. Su tamaño es menor y están hechos con aceite de oliva  y no manteca, hinojo, guindilla, aceitunas, etc.

Hoy en día, también se hacen con otros tipos de harina como por ejemplo: el grano arso.

Los taralli han pasado de ser un producto de primera necesidad a un “tente en pie” que acompaña muy bien a la cerveza o a cualquier aperitivo. Con los entremeses están óptimos.