Existe un parque natural del Vesubio (Nápoles) donde el agua salada del subsuelo, el sol y la tierra de origen volcánico crean un mixto de sabor y olor que dan vida a un tomate apreciado internacionalmente. Por su fragancia, densidad y sabor intenso, este tomate puede gustarse en una infinidad de variantes culinarias:
- En bruschete, ensaladas, pizze, bebidas, etc.
- Como base de las salsas clásicas boloñesa (con carne), arraviata (picante), napolitana, siciliana (con hortalizas), mediterránea, con almejas, hongos, o con fantasía.
- Secos, salados con sal del Mediterráneo y secados al sol. Se pueden conservar así o macerados en aceite con los aromas clásicos.
- Pesto rosso cuando el tomate está en estado óptimo de secado, se tritura y añadiendo el aceite extravirgen de oliva, albahaca, ajo, pimienta y orégano se consigue este pâté.
El tomate es rico en proteínas, ácido escarbólico, vitamina C y A, en carotenoides, potasio y propiedades antioxidantes. Sus propiedades aperitivas, astringentes diuréticas y refrescantes, explican por qué es importante consumirlo en abundancia (100gr./19Kcal).